En un momento de mi vida me encontré como las protagonistas de estas tres novelas, fui un poco María, un poco Valentina y he tenido parte de Susana…

Estaba escondida en alguien que los demás deseaban que fuese. Teniendo todo para agradecer, sentía un lamento interior, un llanto desconsolado, que nadie escuchaba porque lo acallaba disfrazada en el papel de una actriz que cada mañana comenzaba su película. ¿Te has sentido alguna vez así?

Continuaba el guion como una buena empleada, pero eso que me mantenía activa y hacía que viviera la vida y fuera pasando los días era lo que me estaba matando por dentro. Lloraba cada noche por despertar de esa desesperación que sentía. No encontraba ningún motivo de gravedad para vivenciar ese estado en el que estaba. Era angustia, desesperación, autosabotaje, flagelación incansable hacia un alma anudada y escondida que hacía mella desde hace ya algún tiempo. ¡Qué dura consigo misma! ¿Era justo eso?

¿Es justo que TÚ te encuentres así?

Mi día a día era un continuo caminar de incertidumbre, de sentirme “UN TÍTERE” cuyas cuerdas no sabía ni quién manejaba, lo único que tenía claro era que mis manos no eran las que daban vida a esa muñeca de trapo.

Pero algo cambió en un momento en el que parecía que el desierto era ya demasiado largo, en el momento en el que las fuerzas más flaqueaban, en el instante en el que sabía que o cambiaba y tenía fe en que sí era posible o mi vida, que pintaba muy bien por fuera, continuaría siendo el calvario intenso que me llevaría a una muerte de agonía interna.

¿Y qué pasó en ese momento?

¿Qué hizo a María despertar y la empujó a salir de esa oscuridad y ver que sí hay una luz posible?

¿Quieres alcanzar esa luz? ¿Quieres encontrar la LLAVE que la deje salir?

Amado lector, aquí vas a descubrir cómo cada día hay MANOS en el camino que te ayudan a cruzar un puente a la VIDA, manos que encontrarán la LLAVE que dejará salir tu verdadero SER, TU TESORO OCULTO. Siéntelas, tócalas